Apetitos afilados. Dientes entonados. Oídos hambrientos.

miércoles, diciembre 17, 2008

El Bronx era una fiesta

Si usted es lector habitual –debí haber empezado preguntando si hay algún lector habitual en este blog– sabrá que pasé (viví) tres semanas en Nueva York, hace algo más de un año. Aun siéndolo, es posible que no sepa que esa experiencia me dejó tan colgado como a Robert Carlyle la isla-plantación de maría de La playa: deseo regresar allá por cualquier método. Bueno, él acabó suicidándose en una habitación de un hotel de mala muerte en Tailandia. Yo parece que lo llevo algo mejor.

Pero, irremediablemente, hay una miríada de cosas que me recuerdan a esa bendita ciudad, y entre ellas está la música. Hace un tiempo escribí por aquí sobre esa experiencia, pero aquel texto estaba ligado al rock y a Manhattan. Sin embargo, hay una canción que asocio sin duda a otro barrio y a otra época. Good feeling, de Joe Bataan, una de las estrellas de la discográfica latina Fania, tiene todo el sabor del Bronx de los 60, de las películas de Martin Scorsese, es escucharla y evocar la calle, los veranos agobiantes (como el que pasé allá), el gentío, los niños jugando alrededor de una boca de incendios abierta, la algarabía. Italianos, como el propio Scorsese, negros y latinos conviviendo en paz durante el día, lo que hicieran por la noche ya no es asunto de este post.

Y es que una de las patrias latinas es Nueva York, que ha dado a luz a varios de los más grandes músicos de habla hispana, y uno de los lugares de origen de la salsa, ese género en cuyo seno caben casi todos los demás géneros latinos. Allí además surgió el bugalú, de cuyo nacimiento se responsabiliza el mismo Bataan y otros cuantos de sus vecinos y amigos: parece que juntarse para tocar y grabar era lo más normal del mundo, no te hacía falta salir del barrio, del guetto (Do you feel it?, que decía otro compadre, Joe Cuba). El bugalú (o boogaloo) es una simplificación de la salsa para volverla más comercial y accesible, cuyo principal y loable objetivo es bailar. Y vaya si lo consigue.

Fue mal visto al principio por los guardianes de la tradición, pero de la misma forma fue visto el soul cuando Ottis Redding o Sam Cooke intentaban que la música que habían escuchado desde pequeños también sirviera para bailar con la chica los sábados por la noche. Another saturday night, de Cooke, por cierto, es para mí el Bronx de los 50.

Rizando el rizo: Good feeling, en realidad, tiene más de soul que de salsa. Pertenece a Riot!, disco editado en 1968 y que no tiene desperdicio. No es de extrañar que Joe Bataan también hiciera un disco llamado Salsoul. Era la música del barrio.

1 Comments:

Blogger Ángel said...

Joder, hay casualidades que a veces me ponen los pelos de punta...

Al tal Joe Bataan lo trajeron éste año al purple Weekend, y la verdad es que casi nos mata a todos... supongo que las leyendas es lo que tienen, que a veces te esperas tanto de ellos que te decepcionan, pero en éste caso la verdad es que no acabo de entender que hace un grupo de bogaloo en la edición mas garagera que recuerdo. Sin mencionar que el maldito gimnasio en el que siguen metiendo los conciertos es atroz para cualquier banda con mas de 3 instrumentos. Aquello sonó a orquesta de circuito BBC (bodas etc, ya sabeis)...

De todos modos nunca me ha gustado el latinsoul, o salsoul o como lo quieras llamar. Aún así, se hace dificil evitar un pequeño cimbreo cada vez que suena algo de ello en las condiciones adecuadas. Algo debe tener...

17/12/08, 19:14

 

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