Apetitos afilados. Dientes entonados. Oídos hambrientos.

viernes, noviembre 13, 2009

Discos de la Década: #20, The Gutter Twins - Saturnalia (2008)

Para los que vivimos con cierta intensidad la segunda mitad de los 90, hay ciertos nombres que forman parte de una cierta élite; la de aquellos que se vieron atrapados en los dos grandes movimientos musicales de la década, al menos en cuanto a atención mediática, Brit-Pop y Grunge (aunque se perfectamente que hubo mucho más, y podríamos pasarnos años discutiendo ésto, no es el momento), pero que nunca consiguieron el reconocimiento masivo de las cabezas visibles. En la escena de Seattle había dos bandas tremendas, Afghan Whigs y Screaming Trees, a las que se les adjudicó la etiqueta de Grunges sin serlo realmente. O siendo mucho más que eso.


Dicho lo cual, resulta irónico (o merecido) que, mientras las cabezas visibles naufragan miserablemente con reediciones, albumes mediocres en solitario, de vocalistas para un yonqui con sombrero de copa, o siendo muy populares al frente de una banda malilla, los señores Greg Dulli y Mark Lanegan se sacan de la manga lecciones magistrales como ésta.

No es ninguna sorpresa. Lanegan se ha especializado últimamente en prestar su alucinante chorro de voz en dos álbumes con Isobel Campbell, sobresalientes ambos y que hubiese colocado en ésta lista de no ser por la aparición de Saturnalia, y colabora regularmente con Greg Dulli, en su otro proyecto, The Twilight Singers. Y Dulli no ha parado quieto con ese proyecto, o produciendo o colaborando en otros tantos.

Pero ésto va más allá de una simple colaboración. Saturnalia es un disco que, además de ser musicalmente excelente, escuchadlo, es toda una revindicación de dos compositores en estado de gracia, y dos letristas dispuestos a llegar a niveles de profundidad (y oscuridad) pocas veces vistos. Profundidad y oscuridad apoyadas en un sonido denso, a veces asfixiante, y en las voces de Lanegan, cada vez más grave y arenosa, cada vez más cerca de convertirse en el primo maldito de Tom Waits, y de Dulli, emocional y desperanzada, que aquí suena como un constante grito desesperado de socorro.

La oscuridad en la música es a veces brillante y magnética. Escuchen ésta maravilla y quizás entiendan cuanto.

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1 Comments:

Blogger Susu said...

Celebro las letras de oro del nombre de Mehldau y celebro, sobre todo, la iniciativa de los discos de la década.

Este no lo conocía, pero espero ansioso las nuevas entregas. ¿Qué nos deparará la sabiduría de los hipopótamos?

15/11/09, 17:53

 

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