El Mojo
Austin Powers, ese icono de la retroposmodernidad, perdía el suyo a la segunda película. A otros les dura algo más, pero pocas veces más allá del tercer disco. ¿Qué ocurre? ¿El talento, como el amor, se apaga? ¿Son ellos o somos nosotros? ¿Se puede ser genial más allá de los 30? ¿No cansamos de los grupos o es que realmente los primeros discos son los mejores?
Por mejores, claro, no me refiero a los más perfectos, a los mejor acabados, a los de acordes mejor colocados. (Confío en que con la edad todos avanzamos en estas cosas prácticas y somos capaces de tener la nevera llena y la cama hecha). Hablo de aquellos discos que te cautivan y te arrastran a escucharlos una y otra vez, los que no te sacas de la cabeza. Hablo, claro, de pasión.
Cuando eso se acaba, no hay duda, el amor puede continuar. Se puede seguir siendo fan de un grupo tras el tercer álbum, claro. A mi me pasa. Con Belle & Sebastian, por ejemplo. Me encanta "The Life Pursuit", "Fold Your Hands..." es como un abrazo y "Dear Catastrophe Waitress" es quizás el disco que más alegre me pone, pero ya no me revuelven por dentro. "Tigermilk", "If You Are Feeling Sinister", "The Boy With the Arab Strap". Son discos que ponen palabras a lo que no eres capaz de decir, que tienen la melodía perfecta para hacerte feliz o para hacerte desgraciado, pero siempre en el momento justo. "The Boy With the Arab Strap", el verde, el último de esa increíble trilogía acompañada de varios eps también arrebatadores se editó en 1998. Un mes después de que Stuart Murdoch cumpliese 30 años. ¿Creemos en las casualidades?
La música es de los jóvenes. No hay más. De los jóvenes que la hacen y de los jóvenes que la escuchan. Los adultos, ellos, pueden leer sus periódicos y volver a convencerse de que no hay nadie como Springsteen. De que los Stones siguen siendo los mejores. O de que el regreso de su banda favorita no tiene nada que ver con la falta de liquidez. No les culpo. Al fin y al cabo, nos dan la razón en la reivindicación de la adolescencia, de su adolescencia.
Pero sí, el mojo se va. Un día, supongo, te despiertas y ya no está ahí. Quedan otras cosas. La experiencia, el oficio, la pericia adquirida durante años. Se puede seguir triunfando, claro. Raúl sigue marcando a pares y Dylan llenando estadios. Pero, admitámoslo, ya no es lo mismo.
6 Comments:
Alabado sea el cielo, ¡Jorge Regula ha vuelto! Y poniendo el dedo en una llaga que muchas veces queremos obviar (y que, ya que estamos, se puede enlazar con aquel post sobre Animal Collective que publiqué hace poco, jeje).
Pero aun reconociendo esa verdad, no puedo estar de acuerdo. Quizá porque "descubrí" a Belle & Sebastian con el Dear Catastrophe Waitress y porque me encanta el The Life Pursuit. O porque Regeneration, mi disco preferido de The Divine Comedy, salió cuando Neil Hannon tenía 31. O, sobre todo, porque en sus discos más venerados por mí, Tom Waits ya tiene arrugas, papada y actitud no de viejo rockero, sino de rockero eterno.
Pero, aún así, me gustaría estar menos de acuerdo contigo.
18/2/09, 12:29
Yo tampoco estoy de acuerdo, aunque solo sea porque estarlo implicaría estar a las puertas del comienzo de la decadencia...
Elementos personales aparte, con Belle and Sebastian tienes razón, aunque piensa en ésto: las mejores canciones que jamás ha escrito Isobel Campbell han sido ahora que se ha juntado (musicalmente) con Mark Lanegan.
Y, sin salir de Glasgow, Teenage Fanclub son una banda de señores mayores y su Man-Made casi me tira al suelo de rodillas, y todos sus discs de madurez son mucho mas profundos, tanto desde un punto de vista sonoro como emocional, que sus (excelentes por otra parte) dos primeros discos. Por cierto, Norman Blake es de 1965, asi que Gran Prix y Songs From Northern Britain son post-30.
Ah, y otro power-popper irredento como Ken Stringfellow acaba de sacar un disco inmenso bajo el nombre de The Disciplines...
Heme aquí defendiendo a treintañeros...me hago mayor...
19/2/09, 12:49
Exacto, nos hacemos mayores, y de ahí venía todo esto...
Yo también encuentro muchas excecpciones a mi regla, pero el número 30 en el horizonte me da incluso más miedo del que me dio recientemente el número 25.
22/2/09, 15:23
Caramba cuanta gente..., parece una fiesta de aniversario...
1/3/09, 19:34
Como experimento para el ejercicio cometido por el apreciado Jorge Regula, propongo llegar a una conclusión sobre las madureces en el concierto de Neil Young en el Primavera Sound 2009. Ah. Pero tal vez vienen Animal Collective y le quitan la mitad del público. Como molan Animal Collective. Sabes. Me gustan las atmósferas surrealistas de los Animal Collective. Jas, jas, jas. En fin. Qué vivan los salvajes hasta la muerte. Para qué seguir viviendo si no. 25 es otra frontera. Bienvenidos. Y qué será de los treinta. Ahí están acechando.
www.thebeautifultaste.com
2/3/09, 20:31
¿Y la frontera de los 25 años siguientes?
Para esa sí que hay que tener un par.
3/3/09, 11:02
Publicar un comentario
<< Home