Apetitos afilados. Dientes entonados. Oídos hambrientos.

miércoles, junio 13, 2007

Comparaciones

Sparklehorse + Dead Texan @ Botanique, 7-6-2007

Hay veces en las que ser telonero puede resultar muy duro. Dead Texan eran, a priori, una banda atractiva. Un chico y una chica, multinstrumentistas, muy guapos, monísimos con sus teclados, sus carillones y sus tres portátiles (Apple, por supuesto). Sin embargo, su música fue un auténtico sopor.

El público, muy belga de nuevo, hacía como que disfrutaba, pero no dejaba de bostezar. Las atmósferas envolventes y las melodías susurrantes que prometían terminaron siendo como un continuo anuncio del dolby sourround de los cines. Las proyecciones de videoarte resultaban monótonas y cursis. Todo el mundo se quería ir a dormir.

Pero luego llegó él.

Mark Linkous, alias Sparklehorse, transformó un concierto aburrido y pretencioso en un espectáculo sensible y emocionante. Sólo él con su guitarra, una maquinita con la que hacía ruidos y su micro distorsionado, acompañado por los músicos que unos minutos antes casi habían mandado a la gente a sus casas. Lentamente fue desgranando canciones de toda su discografía, esa mezcla perfecta entre tradición y experimentación, y tejiendo una actuación capaz de encoger el estómago.

Faltaron temas de su último disco, canciones con ritmo y algún clásico, pero la capacidad de Linkous para explorar los pequeños detalles de su música bastó para que todo el mundo se fuera contento.

Sparklehorse tiene fama de no ser un gran artista de directos, sino un genio del estudio. Seguramente porque toca sentado y no grita, o porque apenas habla, o quizás porque "pasa" de tocar muchos de sus temas más conocidos. Cualquier crítica es aceptable y la actuación de Linkous es, seguro, mejorable. A mí, de todas formas, me dejó con la sensación de haber visto algo único. ¿O puede que sólo fuese por la comparación con sus teloneros?