BLIXA BARGELD
Es temporada alta de conciertos en Barcelona, una no da para todo, pero incluso se puede ser un maníaco reincidente. Yo lo hice con Blixa Bargeld, el vampiro elegante que acompañó durante mucho tiempo en la guitarra a Nick Cave y que ahora cavalga sin su Quijote y está más loco que él. Dicen que la mona aunque se vista de seda mona se queda, Blixa en sus oratorios tiene un humor excelente, pero en el pasado Sónar se vistió de “seda” y perdió toda su monería. Veinte minutos duró su intervención. En el escenario un japonés al multi-sampleado, un guitarra con un solo y persistente punteado y él gritando completamente loopado. La propuesta fue curiosa, pero de curiosidad no vive el pueblo. Al alemán le dijeron que el Sonar era el encuentro más “moderno” y por modernidad entendió “música de frenopático”. Es una lástima, porque dos meses antes lo vi actuando en el Apolo y regaló un maravilloso recital, con música, palabra y canto, con una pieza increíble que simulaba la creación del universo que construyó con su máquina de mezclas, sus pedales y micrófono en mano. No saber lo que puede llegar a hacer uno, te vuelve más tolerante supongo. Saber lo que podía hacer y no hizo y entrar en el Sónar para testimoniarlo, fue amargamente decepcionante. En la próxima ocasión, otro gallo cantará. De momento no estoy preparada para escuchar un concierto de “acople al infinito”. Del Primavera Sound no diré nada, aunque los viejos estuvieron bien (Patty Smith, Sonic Youth –cuando el acople sí era algo-…). Y de Woven Hand (ex patriados y militantes primordiales de 16 horsepower) os tendría que hablar quien me empujó a asistir a una de los mejores conciertos de los últimos tiempos, que son pocos, los justos, un par de cambios de pisos, cuatro empleos, alguna relación, lo normal.