Apetitos afilados. Dientes entonados. Oídos hambrientos.

sábado, marzo 27, 2010

Discos de la década: #4, The Strokes - Is this it? (2001)

Cuando, al ver la lista de discos, vi que en el reparto me había tocado comentar éste, me llevé una alegría enorme; primero porque éste es, probablemente, el album que más he escuchado ésta década, y seguramente sea el que yo, desde mi personal y subjetiva opinión, considero disco de la década. Y segundo porque, andando no muy bien de tiempo, me pareció que comentar un disco que me gusta tanto, y que a la vez es aparentemente tan sencillito, iba a ser poco trabajo.

Pues una semana que llevo con el comentario atascado, sin que se me ocurra que decir. Bueno, si, se me ocurren veintemil obviedades sobre el triunfo de lo directo y lo sencillo, comparaciones con sus referentes, que si Blondie, que si la Velvet, que si el CGGB, o referencias sobre la autenticidad del grupo y de su sonido pese a lo claro de sus influencias, y las acusaciones de ser un grupo casi prefabricado...

Pero lo que pasa es que nada de eso explica por qué éste disco, y no otro de los miles con un sonido similar y estética semejante, es tan grande. Y eso es lo que no acabo de ser capaz de explicar. Obviamente (¿veis? obviedades...) todas las canciones tienen mucho nivel, la duración adecuada, estribillos rompedores y una producción que les sienta como el guante de la portada; pero he escuchado mil discos que, con todo eso, aguantan escasas 20 escuchas antes de empezar a repetirse... Así que tiene que haber algo más.

Quizá ese añadido no sea estrictamente musical. Quizá sea que The Strokes irrumpieron en el momento adecuado, y desde el lugar adecuado. El hecho de que formaran parte del renacer musical de NYC, de la vuelta de ese maravilloso lugar a sus orígenes musicales; y, por extensión, el retorno de aquello que, aún habiendo siempre estado allí, habíamos olvidado, o no prestado toda la atención que se merecía. Quizá, pienso ahora, Is this it sea la llamada de atención del rock básico, primario, sudoroso, sexual, y tremendamente divertido. O la reinvención de una fórmula que, cuando más agotada parecía, resurgió de sus cenizas de la mano de cinco chicos y su profesor de guitarra.

Sea lo que sea, y sea yo capaz o incapaz de describirlo, éste disco es, y será, historia de la buena de la música popular. Y yo me siento afortunado de haber, como ellos, estado en el momeno y lugar adecuados. Grande de verdad.




viernes, marzo 19, 2010

Discos De La Década: #5, Franz Ferdinand - Franz Ferdinand (2004)

Está jodido, ésto. Me explico. Indiscutilemente, Kapranos y sus secuaces merecen, de una u otra manera, estar en ésta lista. Pero, ¿con qué? Con ellos me resulta muy difícil establecer una división. De su primer album se sacaron tantos singles que casi se juntaron con el primero de "You could have it so much better". Que a su vez tuvo otros tantos...

La raíz del problema es que Franz Fredinand, para mí, son un grupo de canciones. De aplastantes, eléctricas, apasionantes, divertidas y brillantes canciones. Que además son todas ellas igual de aplastantes, eléc... bueno, todo eso...

En éstas circunstancias, la mejor solución es hacer la división en el mismo lugar que la hicieron ellos. En los poco más de 38 minutos que dura su primer disco. O colección de canciones. O lo que le queramos llamar

Franz Ferdinand (disco) resulta maravilloso en si mismo; conozco muy pocos LPs (grupos) tan disfrutables. Y atemporales. Take me out, por ejemplo, suena igual de fresca hoy, que hace (¡ya!) 6 años, o que hubiera sonado en 1981, por poner un año al azar. Y lo mismo con Michael. O con cualquier canción que podamos elegir. Ya lo he dicho: son todas sensacionales.



Pero hay otras dos cosas aún mejores sobre éste disco. La primera es la repercusión en su momento. Si ya había roto, en 2004, el "rock que se suda" (más sobre ésto, pronto), con ellos se asentó otro fenómeno que cambió el aspecto de varios miles de bares: el "rock que se baila". Y con conocimiento de causa: que las niñas indies bailasen su música favorita es lo que Alex Kapranos siempre ha dicho que quería.

La segunda es una sensación más personal: Franz Ferdinand rompieron en el momento en el que más necesarios eran. Porque si bien la música en Gran Bretaña siempre ha gozad de una salud más o menos digna, desde Pulp, y algo menos Blur, no había salido una banda que llegase alto (siempre, en las coordenadas musicales en las que nos movemos), sin ser, "a lo Oasis" un grupo "for the lads", que es una cosa muy británica y que se explica imaginándose a una banda de hooligans berreando wonderwall en Benidorm... (sobre lo que nos han colocado bajo la etiqueta de "independiente" siendo todo lo contrario, ya hablaremos). Con ellos, se acabaron las camisetas de futbol en los conciertos y volvieron las camisas y las parkas, los alaridos dejaron el paso a desenfadados bailes o saltos, y la sosez escénica pasó a la historia...

Pero, ya digo, eso es una sensación personal. La realidad es que Franz Ferdinand (disco) es tan bueno, y tan infeccioso, que seguro que todos tenéis ya Take Me Out, o cualquier otra, en la cabeza. ¿A que si?

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lunes, marzo 08, 2010

El pasado sábado, Mark Linkous, de Sparklehorse, se pegó un tiro. Catorce años antes lo intentó con pastillas.

Hace dos meses, en Navidad, Vic Chesnutt consiguió alejarse de nosotros después de toda una vida (al menos, desde que la vida le sentó en una silla de ruedas) intentándolo.

Un poco después, Jay Reatard murió mientras dormía, que con 29 años no suele ser algo natural.

lunes, marzo 01, 2010

Discos De La Década: #6, Joanna Newsom - Ys


Coincide esta reseña con la publicación del nuevo disco de Joanna Newsom, un triple álbum con cerca de dos horas de música. Quizás los adjetivos como "denso", "ambicioso" o "arriesgado" que teníamos preparados para hablar de "Ys" se hayan quedado viejos, pero todo eso era aquel disco en 2006 y creo que sigue siéndolo ahora.

Después de un debut fantástico con "The Milk-Eyed Mender", la arpista californiana sorprendió a todos en un extraño segundo disco de cinco larguísimas canciones, arreglos sinfónicos y una portada de aire medieval que a muchos nos echó para atrás. Sin embargo, detrás de todo aquello, había un álbum enorme. Algunos lo vieron desde el principio (¡9,4 en Pitchfork!) y otros necesitamos un poquito más.

"Ys" es, tanto por su sonido como por su vocación cuentacuentos, un álbum de folk; un folk moderno (¡y eterno!); con algo del post-rock en esas subidas y bajadas de intensidad, en el uso del silencio; con unos arreglos enormes a cargo del mítico Van Dyke Parks; y con la voz personalísima de Newsom en primer plano.

Si musicalmente "Ys" es complejo, casi lo es más desde el punto de vista lírico. Cierto, las letras cuestan (aviso: ármense de diccionario ante el uso de bastante inglés antiguo), pero terminan por encajar de forma casi mágica, sobre todo en la increíble "Emily" que abre el disco con la historia de la hermana astrónoma de la cantante.

Cuesta decir si esa es la mejor canción de las cinco, porque "Cosmia" es de una belleza que casi duele y porque el final de "Sawdust and Diamonds" pone los pelos de punta y, sobre todo, porque "Only Skin" es una maravilla absoluta que se convierte en todavía algo más en el momento en el que Bill Callahan hace su aparición estelar.

Lo dicho, si en su momento les dio miedo o pereza o lo que sea, recuperen "Ys". Se va a quedar por su reproductor una buena temporada.

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