De uniones
Un mes sin escribir por aquí y parece que fue ayer cuando hablaba de Sr. Chinarro. Muchas cosas que vienen y van y el gusto de recuperar a Belle & Sebastian. Nunca se habían ido, cierto, pero últimamente procuro escucharlos más. Quizá sea porque su visión inocente de la vida esconde una ironía salvaje dentro, o justo por lo contrario. Puede que porque las grandes historias están hechas de cosas sencillas, o porque simplemente ya no me interesen las grandes historias. Es posible que volver a Belle & Sebastian sea únicamente cuestión de tiempo, o que la única razón oculta detrás de todo ello es que la musicalidad de sus canciones va más allá de estados emocionales transitorios.
En Y: el último hombre, el cómic de Brian K. Vaughan y Pia Guerra sobre un futuro sin mamíferos macho, el protagonista diferencia el símbolo "&" de la palabra "y" (en inglés, sería "and"). Dice que la primera establece una unión profunda que hace a las partes inseparables, al contrario que la segunda, en la que ambas pueden ser socios, colegas, amigos, etc.
El nombre del grupo viene de una serie infantil de la televisión francesa, sobre un niño y su perro. Pero mucha gente pensaba que simbolizaba la unión entre Stuart Murdoch, cabecilla y principal compositor, e Isobel Campbell, voz y chelo. Pero Belle & Sebastian llevan más tiempo sin Isobel (que sólo duró full-time del 95 al 99; a partir de ahí y hasta 2002, en que abandonó el grupo, estuvo a medias con sus proyectos en solitario y sin muchas ganas de participar) que con ella.
Murdoch y Campbell se conocieron en la Nochevieja de 1994 (o, mejor dicho, el 1 de enero de 1995) y su historia de amor no duró mucho. Curiosamente, en los dos primeros discos del grupo, el nombre aparece con "and". A partir de The boy with the Arab Strap (1998), cambiaron al "&" y en The life pursuit (2006), su último disco por el momento (quitando las sesiones de la BBC) han utilizado la palabra y no el símbolo.
Yo siempre los llamo Belle & Sebastian.