Apetitos afilados. Dientes entonados. Oídos hambrientos.

sábado, julio 09, 2011

Probando...

Ésto es un experimento sin gaseosa que si todo sale bien se convertirá mañana en un nuevo post... cuestión de contraseñas...

lunes, agosto 09, 2010

Discos de la década: #1, Arcade Fire - Funeral (2004)


El debut de Arcade Fire supuso un antes y un después en la pasada década. Pero no fue una revolución: el álbum se lanzó en 2004 y su aura fue extendiéndose lentamente hasta llegar a cada rincón del planeta. En España apareció en las listas de lo mejor del año... 2005.

Funeral tenía todos los ingredientes para triunfar. En primer lugar, es una música visceral, que ataca directamente a la emoción del que escucha. Todo el mundo se puede sentir identificado por ella. Segundo, su gestación está marcada por una historia trágica: surgió a raíz de la muerte de varios familiares de miembros del grupo en un accidente de tráfico; además, por ello también resulta un disco conceptual. Tercero, comparte muchas características típicas de la década pero se resiste a ser etiquetado: el grupo tiene muchos componentes, como aquellos de pop luminoso deudores de Belle & Sebastian (con los que comparte cierto barroquismo); tiene elementos del revival folk (que estaba surgiendo en aquel momento: el movimiento más potente de estos últimos diez años) pero también del post-punk que le antecedió. Cuarto: hay una pareja, y eso significa tensión creativa, si bien en este caso parecen bien avenidos: Win Butler y Régine Chassagne están felizmente casados.


Quizá el motivo que le otorgue un aura superior al resto de sus compañeros de época es que, en la época de Internet y el apogeo de la canción sobre el disco, Funeral sea un álbum sólido de principio a fin, que parece contarte una historia: es un disco cerrado y no una colección de canciones. Puedes conectar emocionalmente con la urgencia de Neighbourhood #1 (Tunnels), el carácter contemplativo de Neighbourhood #4 (7 kettles) o el subidón de Wake up sin cortes.


Arcade Fire puede ser la renovación del rock de estadio, en su mejor acepción. Pero en un mundo cada vez más globalizado, este rock ha adquirido un carácter íntimo.

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miércoles, mayo 19, 2010

Discos de la década: #2, Interpol - Turn On The Bright Lights (2002)

Pienso que, además de un puñado de muy bunos discos, la década pasada nos ha enseñado que absorber influencias del pasado y convertirlas en sonido propio está bien. Y que decir "vale, está bien, pero suena a talquecual" ya no vale como argumento único para desestimar a ningún grupo.

Por supuesto, son los sospechosos habituales de la década los que tienen gran parte de la culpa de éste planteamiento, y quizá hayan sido Interpol con Turn on the bright lights quienes acabasen de derribar el muro que otros ya habían agrietado.



Lo que está claro es que tiene mucho mérito hacer un disco tan bueno, tan redondo, y, sobre todo, tan personal, con influencias tan obvias (que van mas allá de la forma de cantar "a lo Curtis" y del bajo atronador "a lo Hook"). La clave está en las canciones (asómbrense, acabo de descubrir el nuevo mundo), y en su secuenciación, lo que es algo maravilloso y cada vez más olvidado en la música actual, que parece primar los iPod y similares en modo shuffle por encima de todo, y se ha olvidado de los álbumes como concepto. Desde esa entrada, lenta, suave y creciente de Untitled, con paradas destacadas en el tono letárgico de NYC, la potencia de PDA o la sutileza de Stella was a Diver, y e final antológico que es Leif Erikson, que a su vez enlaza como la seda con el principio. Es un álbum cono debería de ser siempre, como un buen libro con principio, desarrollo y final, final que ncita a volver al principio...

Se me ocurre, finalmente, como Interpol en general, pero éste disco en particular, destacan sobre otros grupos de características similares (y a bote pronto y para entendernos citaré a Editors). Porque la clave no está tanto en las influencias, sino en lo que se hace co ellas. Y, al fin y al cabo, el sonido sólo es un elemento más de lo realmente importante, que según mi corazoncito pop son las canciones.

Estas 11 son muy grandes.

martes, abril 20, 2010

Discos de la década: #3, Animal Collective - Strawberry Jam (2007)


Strawberry Jam fue el principio de todo. Animal Collective ha ido depurando las melodías y los ritmos desde sus comienzos plenamente experimentales, consiguiendo sumar con cada acercamiento al pop numerosos seguidores sin perder ni aburrir a aquellos que se enorgullecían de ser los primeros en conocerles. Pero con este disco uno ya supo que se encontraba ante el grupo de la década.

Está bien, Spirit they’re gone, spirit they’ve vanished (2000), Dansee Manatee (2001), Hollindagain (2002), Campfire songs (2003) y Here comes the Indian (2003) son duros de oír, aunque el primero es un disco muy bueno y el último es una obra maestra. Sung Tongs (2004) es enorme, pero también se entiende que su propuesta (guitarras rasgueadas hasta el infinito y percusiones tribales acompañan a preciosas melodías que pueden cambiar bruscamente) sea difícil de digerir. A pesar de ello, es la obra más influyente de los chicos de Baltimore, y bastantes grupos se han dedicado a seguir explorando los caminos que quedaban inconclusos con cada vuelta de tuerca de estos gurús indies.

Feels (2005) añadió una instrumentación más rica y popularizó los arpeggiators (no sé si tiene traducción al español: ¿arpegiadores?), aquellos cacharros que repiten las notas de un acorde subiendo y bajándolas, creando extraños paisajes psicodélicos. Y las melodías se iban simplificando y concretando: sus dos primeros temas, Did you see the words y Grass pueden rivalizar con cualquier canción pop de cualquier época.

EP’s aparte, su siguiente lanzamiento es Strawberry Jam. Aquí recopilan sus elementos anteriores y los limpian para fabricar un pop cristalino extrañamente personal, diferente, que sólo se parece a él mismo. Lo que prevalece ahora es la canción. Reúnen toda su experiencia en la experimentación y todo su talento (porque para hacer esas melodías hay que tener un don) para lanzar un clásico imperecedero: Peacebone, Chores, Fireworks o Derek se escuchan en cualquier momento o condición con una sonrisa. Es el disco perfecto para ser feliz.

Luego vendrá Merriweather Post Pavilion (2009) y revolucionará el mundo, pero eso es otra historia.

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sábado, marzo 27, 2010

Discos de la década: #4, The Strokes - Is this it? (2001)

Cuando, al ver la lista de discos, vi que en el reparto me había tocado comentar éste, me llevé una alegría enorme; primero porque éste es, probablemente, el album que más he escuchado ésta década, y seguramente sea el que yo, desde mi personal y subjetiva opinión, considero disco de la década. Y segundo porque, andando no muy bien de tiempo, me pareció que comentar un disco que me gusta tanto, y que a la vez es aparentemente tan sencillito, iba a ser poco trabajo.

Pues una semana que llevo con el comentario atascado, sin que se me ocurra que decir. Bueno, si, se me ocurren veintemil obviedades sobre el triunfo de lo directo y lo sencillo, comparaciones con sus referentes, que si Blondie, que si la Velvet, que si el CGGB, o referencias sobre la autenticidad del grupo y de su sonido pese a lo claro de sus influencias, y las acusaciones de ser un grupo casi prefabricado...

Pero lo que pasa es que nada de eso explica por qué éste disco, y no otro de los miles con un sonido similar y estética semejante, es tan grande. Y eso es lo que no acabo de ser capaz de explicar. Obviamente (¿veis? obviedades...) todas las canciones tienen mucho nivel, la duración adecuada, estribillos rompedores y una producción que les sienta como el guante de la portada; pero he escuchado mil discos que, con todo eso, aguantan escasas 20 escuchas antes de empezar a repetirse... Así que tiene que haber algo más.

Quizá ese añadido no sea estrictamente musical. Quizá sea que The Strokes irrumpieron en el momento adecuado, y desde el lugar adecuado. El hecho de que formaran parte del renacer musical de NYC, de la vuelta de ese maravilloso lugar a sus orígenes musicales; y, por extensión, el retorno de aquello que, aún habiendo siempre estado allí, habíamos olvidado, o no prestado toda la atención que se merecía. Quizá, pienso ahora, Is this it sea la llamada de atención del rock básico, primario, sudoroso, sexual, y tremendamente divertido. O la reinvención de una fórmula que, cuando más agotada parecía, resurgió de sus cenizas de la mano de cinco chicos y su profesor de guitarra.

Sea lo que sea, y sea yo capaz o incapaz de describirlo, éste disco es, y será, historia de la buena de la música popular. Y yo me siento afortunado de haber, como ellos, estado en el momeno y lugar adecuados. Grande de verdad.




viernes, marzo 19, 2010

Discos De La Década: #5, Franz Ferdinand - Franz Ferdinand (2004)

Está jodido, ésto. Me explico. Indiscutilemente, Kapranos y sus secuaces merecen, de una u otra manera, estar en ésta lista. Pero, ¿con qué? Con ellos me resulta muy difícil establecer una división. De su primer album se sacaron tantos singles que casi se juntaron con el primero de "You could have it so much better". Que a su vez tuvo otros tantos...

La raíz del problema es que Franz Fredinand, para mí, son un grupo de canciones. De aplastantes, eléctricas, apasionantes, divertidas y brillantes canciones. Que además son todas ellas igual de aplastantes, eléc... bueno, todo eso...

En éstas circunstancias, la mejor solución es hacer la división en el mismo lugar que la hicieron ellos. En los poco más de 38 minutos que dura su primer disco. O colección de canciones. O lo que le queramos llamar

Franz Ferdinand (disco) resulta maravilloso en si mismo; conozco muy pocos LPs (grupos) tan disfrutables. Y atemporales. Take me out, por ejemplo, suena igual de fresca hoy, que hace (¡ya!) 6 años, o que hubiera sonado en 1981, por poner un año al azar. Y lo mismo con Michael. O con cualquier canción que podamos elegir. Ya lo he dicho: son todas sensacionales.



Pero hay otras dos cosas aún mejores sobre éste disco. La primera es la repercusión en su momento. Si ya había roto, en 2004, el "rock que se suda" (más sobre ésto, pronto), con ellos se asentó otro fenómeno que cambió el aspecto de varios miles de bares: el "rock que se baila". Y con conocimiento de causa: que las niñas indies bailasen su música favorita es lo que Alex Kapranos siempre ha dicho que quería.

La segunda es una sensación más personal: Franz Ferdinand rompieron en el momento en el que más necesarios eran. Porque si bien la música en Gran Bretaña siempre ha gozad de una salud más o menos digna, desde Pulp, y algo menos Blur, no había salido una banda que llegase alto (siempre, en las coordenadas musicales en las que nos movemos), sin ser, "a lo Oasis" un grupo "for the lads", que es una cosa muy británica y que se explica imaginándose a una banda de hooligans berreando wonderwall en Benidorm... (sobre lo que nos han colocado bajo la etiqueta de "independiente" siendo todo lo contrario, ya hablaremos). Con ellos, se acabaron las camisetas de futbol en los conciertos y volvieron las camisas y las parkas, los alaridos dejaron el paso a desenfadados bailes o saltos, y la sosez escénica pasó a la historia...

Pero, ya digo, eso es una sensación personal. La realidad es que Franz Ferdinand (disco) es tan bueno, y tan infeccioso, que seguro que todos tenéis ya Take Me Out, o cualquier otra, en la cabeza. ¿A que si?

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lunes, marzo 08, 2010

El pasado sábado, Mark Linkous, de Sparklehorse, se pegó un tiro. Catorce años antes lo intentó con pastillas.

Hace dos meses, en Navidad, Vic Chesnutt consiguió alejarse de nosotros después de toda una vida (al menos, desde que la vida le sentó en una silla de ruedas) intentándolo.

Un poco después, Jay Reatard murió mientras dormía, que con 29 años no suele ser algo natural.

lunes, marzo 01, 2010

Discos De La Década: #6, Joanna Newsom - Ys


Coincide esta reseña con la publicación del nuevo disco de Joanna Newsom, un triple álbum con cerca de dos horas de música. Quizás los adjetivos como "denso", "ambicioso" o "arriesgado" que teníamos preparados para hablar de "Ys" se hayan quedado viejos, pero todo eso era aquel disco en 2006 y creo que sigue siéndolo ahora.

Después de un debut fantástico con "The Milk-Eyed Mender", la arpista californiana sorprendió a todos en un extraño segundo disco de cinco larguísimas canciones, arreglos sinfónicos y una portada de aire medieval que a muchos nos echó para atrás. Sin embargo, detrás de todo aquello, había un álbum enorme. Algunos lo vieron desde el principio (¡9,4 en Pitchfork!) y otros necesitamos un poquito más.

"Ys" es, tanto por su sonido como por su vocación cuentacuentos, un álbum de folk; un folk moderno (¡y eterno!); con algo del post-rock en esas subidas y bajadas de intensidad, en el uso del silencio; con unos arreglos enormes a cargo del mítico Van Dyke Parks; y con la voz personalísima de Newsom en primer plano.

Si musicalmente "Ys" es complejo, casi lo es más desde el punto de vista lírico. Cierto, las letras cuestan (aviso: ármense de diccionario ante el uso de bastante inglés antiguo), pero terminan por encajar de forma casi mágica, sobre todo en la increíble "Emily" que abre el disco con la historia de la hermana astrónoma de la cantante.

Cuesta decir si esa es la mejor canción de las cinco, porque "Cosmia" es de una belleza que casi duele y porque el final de "Sawdust and Diamonds" pone los pelos de punta y, sobre todo, porque "Only Skin" es una maravilla absoluta que se convierte en todavía algo más en el momento en el que Bill Callahan hace su aparición estelar.

Lo dicho, si en su momento les dio miedo o pereza o lo que sea, recuperen "Ys". Se va a quedar por su reproductor una buena temporada.

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lunes, febrero 22, 2010

El efecto Merriweather

Merriweather Post Pavilion de Animal Collective, el disco que partió la pana en 2009 de tal modo que se coló en los primeros puestos de lo mejor de la década, salió a la calle el 6 de enero. El día 7 ya todo el mundo sabía que en los doce meses que restaban no iba a salir algo tan deslumbrante para competir con él en las listas.


En una crítica al Teen dream de Beach House en Rockdelux señalan que posiblemente pase lo mismo en 2010 con este disco. Tuvimos la oportunidad de escuchar un puñado de las nuevas canciones a principios de diciembre, cuando el dúo de Baltimore tocó en el Primavera Club. Y es cierto que, tras volver a escuchar, esta vez en disco, temas como Norway te suenan a clásicos instantáneos.

Pero, ¿no estamos exagerando? Bien es cierto que es un buen disco (Victoria Legrand tendrá timbre y personalidad en la voz, pero no me gusta nada su forma de cantar, siempre desganada, y a esta música no le va esa expresividad) pero parecen más las ganas de que ocurra otro fenómeno parecido al de Animal Collective. Merriweather Post Pavilion (o, como ya se le conoce para abreviar en muchos lados, MPP) es un discazo y presumiblemente la cumbre del Colectivo, pero también es cierto que buena parte de la culpa la tiene el hecho de estar en el lugar adecuado en el momento oportuno. Quizá también sea ése el motivo por el que Teen dream está pegando fuerte. Quizá sea ese el motivo por el que los clásicos imperecederos lo son.

sábado, febrero 20, 2010

Discos De La Década: #7, Wilco - A Ghost Is Born


Hay ocasiones en las que los mejores discos son, también, los más extraños. Y A Ghost Is Born, lo es. De lo mejor, digo, y extraño también.

Es de lo mejor, a día de hoy lo mejor que han hecho Jeff Tweedy y compañía, porque va un paso más allá en el camino abierto por Yankee Hotel Foxtrot, y mejorando sobre aquel, lo que son palabras mayores. No sólo la mano de Jim O'Rourke está más presente que antes(por mucho que piense que los dichosos pro-tools han hecho más daño que otra cosa), y la osadía de Jeff Tweedy haciendo solos de manera poco convencional funciona. Hasta el punto que ese tipo de solos fragmentados, como entrecortados, son reconocibles al momento como Wilco, o su influencia.

Y ésta es una de sus peculiaridades. Su sonido es... frío, distante en ocasiones. Pero hay más. Alguno de los cortes son inusualmente largos, con codas extrañas y sonidos electrónicos peculiares. Ésto, llevado al extremo, es lo que ocurre con Less Than You Think, un corte que ellos mismos admitieron pensar que nadie iba a poder soportar (y que yo, de hecho, no puedo). Creo que los expertos llaman a todas éstas extrañezas "experimentación". Muchas veces dicha experimentación crea monstruos.

Otras, escasas, obras maestras.


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martes, febrero 09, 2010

Discos de la década: #8, Radiohead - Kid A

Es curioso como un disco que parecía tan futurista y visionario en su momento ahora lo veamos como un producto de la evolución musical de los 90. Pronto el pop se dejaría de complejidades, de mensajes de trascendencia, y adoptaría de nuevo la sencillez como eje sobre el que moverse.

Así que, pasados diez años, uno regresa a Kid A y se pregunta: ¿qué queda de ti? Lo vemos como cuando miramos la foto de una novia pasada y de la que nos volvemos a acordar después de mucho tiempo: ya no hay amor, el cariño volverá cuando empiecen a florecer los recuerdos, pero ¿mientras tanto? Queda la curiosidad. Y la certeza de que, cuando pasen los próximos diez años, Kid A estará a la altura de los grandes clásicos, como el Sgt. Peppers, el Dark side of the Moon o el Closer.

Sobre todo a la altura de este último. Como la obra póstuma de Joy Division, el cuarto disco de Radiohead parece no dejar lugar en ningún momento a la esperanza. Si en el 80 eran los teclados los que parecían profanar una verdad tan sagrada como el post-punk, en el 2000 es la electrónica la que reinventa el pop más oscuro, deformándolo, deshaciendo las estructuras de las canciones y adaptándolas a un mensaje conjunto nada alentador.

Desfilan ‘Everything in its right place’, ‘Kid A’, ‘The National Anthem’, temas totalmente distintos pero coherentes, como las diferentes paradas en un camino, en un via crucis.

Como Closer, ya no pertenece a ningún género. Como Closer, parece una obra inconclusa, no hay atisbo de esperanza en ningún lado. Bueno, quizá sí: escuchen el tema escondido.

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jueves, enero 28, 2010

Discos De La Década: #9, Belle & Sebastian - Fold Your Hands Child, You Walk Like a Peasant (2000)


Alrededor del año 2000, Belle & Sebastian vivían en plena crisis. El grupo, tal y como había sido hasta entonces, estaba herido de muerte. Después de tres discos brillantes, la banda no sabía por dónde continuar. Stuart David dejaba el grupo, Isobel Campbell estaba a punto de hacerlo y el resto, según aseguran en su biografía, se planteaba tirar la toalla. Tocaba reinventarse o dar por terminada la aventura.

Finalmente, los escoceses optarían por renacer, pero sólo lo conseguirían unos años después, con el giro radical que supuso "Dear Catastrophe Waitress". Otra historia. La que nos ocupa aquí es la del epitafio que dejaron los primeros Belle & Sebastian: "Fold Your Hands Child, You Walk Like a Peasant". Ése fue el final del grupo que no daba entrevistas, que apenas giraba, que reservaba muchos de sus mejores temas para los EPs y que se oponía a que ningún productor tocase sus canciones.

"Fold Your Hands..." mantiene todas las señas de identidad de lo que era aquella banda, a pesar de que aquella banda probablemente ya no quería ser la misma. Stuart Murdoch recuperó un par de canciones antiguas que tenía guardadas, escribió unas cuantas maravillas como "I Fought in a War", "The Model" o "There's Too Much Love" y pidió al resto del grupo que diese un paso adelante en la composición, como ya habían empezado a hacer en "The Boy With the Arab Strap". El guitarrista Stevie Jackson le dio la mejor que había hecho hasta la fecha ("The Wrong Girl"), Isobel canta "Family Tree" y la violinista Sarah Martin "Waiting for the Moon to Rise".

Las contribuciones restan unidad al conjunto, sobre todo respecto a los dos primeros discos, donde todo procedía de la cabeza de Stuart. El hilo conductor, en este caso, son los arreglos de cuerda, que Belle & Sebastian estrenan aquí con grandísimos resultados. El disco recibió en su momento criticas bastante negativas y se convirtió en algo así como el álbum maldito de "Belle & Sebastian". Sin embargo, hoy casi nadie duda ya de esta colección de canciones extraordinarias.

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sábado, enero 23, 2010

Discos De La Década: #10, Camera Obscura - Let´s Get Out of This Country (2006)


Algo gordo tuvo que pasar entre 2003 y 2006 en la vida de Tracyanne Campbell. Seguramente algo malo -las cosas buenas no suelen desencadenar muchos cambios, ¿no?- que obligó a la chica tímida que tenía un grupo llamado Camera Obscura a sacudirse de encima unos cuantos complejos. Es probable, además, que durante esa época en casa de la chica triste sonasen en bucle las Ronettes y las Shangri Las. La aguja que unos años antes apenas tocaba más que los surcos del puñado de discos grabados por una banda de Glasgow con nombre de dibujos animados debía de alegrarse de conocer el muro de sonido de Phil Spector y otras joyas del pasado.

Y después de mucho llorar o de mirar a la pared sin ganas de hacer nada, Tracyanne -esto es casi seguro- garabateó unas cuantas de sus frustraciones sobre una libreta rayada y un sábado, cuando salió el sol, decidió por fin llamar a sus amigos y decirles que trajesen las guitarras y el bajo y el teclado e incluso una pequeña batería. Así -en serio, estoy prácticamente convencido- nació "Let´s Get Out of This Country", el disco que cambió por completo a Camera Obscura. Los escoceses se quitaron de un golpe la sombre omnipresente de Belle & Sebastian y abrazaron un sonido retro pero propio. Tracyanne dejó de susurrar, decidió cantar y demostró hacerlo de maravilla. Y sus amigos se dieron cuenta de que podían tocar más fuerte, sin miedo, y grabar un disco que la gente iba a recordar.

"Lloyd, I´m Ready to be Heartbroken" es el single perfecto que Camera Obscura sólo podían hacer desde esta pequeña revolución. Lo mismo que pasa con la canción que da título al álbum o en "If Looks Could Kille", los temas más animados, más producidos y en los que el giro del grupo es más evidente. Ahí se oye por primera vez ese sonido característico que han reproducido posteriormente con éxito. Junto a ellas, las baladas tradicionales de los escoceses, como "Razzle Dazzle Rose", reforzadas por un sonido más compacto y ambicioso, completan el disco que difícilmente conseguirán superar en el futuro.

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domingo, enero 10, 2010

Discos De La Década: #11, The Moldy Peaches - The Moldy Peaches (2001)


Es fácil caer en el error de tomar a The Moldy Peaches como una broma. Resulte graciosa o de mal gusto, el sonido desastroso, las letras alucinadas o los descojones en plena grabación que aparecen tal cual invitan a pensar en la gracieta de unos listillos. Pobres de quienes se quedaran con esa impresión. Al contrario, Kimya Dawson y Adam Green van totalmente en serio. Detrás de ese lo-fi llevado al extremo, el dúo entrega una espectacular colección de canciones en las que el manto de cutrez es solo una forma de dejar claro qué es lo importante.

El disco arranca con "Lucky Number Nine" y ahí está ya casi todo lo que lo define. Esa batería que suena a lata, esa guitarra nivel iniciación, las dos voces con su fraseo desganado y las letras... esas letras que pueden hablar de descargar porno con un amigo o de hamburguesas locas y al mismo tiempo construir una de las baladas más tiernas que se pueden recordar. Porque es cuando en el cuarto corte suena "Nothing Came Out" cuando uno se da cuenta de que aquí nadie está de coña. La voz de Kimya, inocente pero determinada, casi duele y deja una serie de líneas memorables que ni un teléfono que empieza a sonar en medio de todo ni un solo a lo guitar hero pueden empañar.

A partir de ahí, rocanroles con letras infantiles o sólo para adultos, un rap, gotas de dulzura como la ahora famosa "Anyone Else But You", mucho punk y joyas como "Steak For Chicken" y sus letras entrecruzadas. The Moldy Peaches, desde su habitación de Nueva York, son dos niños llenos de talento que, una vez más, se encargan de recordar al mundo que lo único que hace falta para hacer algo grande es imaginación y personalidad.



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viernes, enero 01, 2010

Discos De La Década: #12, The White Stripes - White Blood Cells

Probablemente Jack White haya sido uno de los personajes más influyentes e el mundillo musical en la últma década. Al menos dentro del (autolimitado) círculo en el que se mueve. Pero ha tenido el acierto de hacer muchas cosas, y de hacerlas bien. A su carrera con Meg ha unido a los brillantes Raconteurs (¡qué bueno es Brendan Benson!), ha tocado la batería (mejor que Meg, mil veces) con The Dead Weather, ha hecho cine con Jarmusch, entrevistas a duo con Iggy Pop, le ha partido los morros a Jason "Von Bondie" Stollsteimer... Sólo falta algún escándalo de drogas para ser de pleno derecho una Rock and Roll star de las de toda la vida. (El escándalo de sexo ya lo tuvo con la relación con su ¿novia? ¿esposa? ¿hermana? ¿rollo incestuoso? Meg...)


Pienso que fue con éste disco con el que empezó todo eso. Si bien The White Strpes ya llevaban dos (notables) álbumes previos, White Blood Cells es inmensamente superior a ambos (y a todos los posteriores, entre los que sólo Elephant se acerca a éste nivel). Aquí hay canciones variadas, todo lo variadas que el formato guitarra-batería-voz permite, desde la casi ramoniana Fell In Love With a Girl (con, por cierto, el videoclip de la década), pasando por la folky Hotel Yorba, psicodelias como I Think I Smell a Rat, o interpetaciones del "LOUD-quiet-LOUD" de The Pixies como Now Mary. Dichas canciones tienen una produccuión muy cuidada, de modo que "suena bien", pero no pierde el filo cuando hace falta, y tras dos discos cantados a berridos, Jack controla la voz al fin.

Pero por encima de todo eso está la trascendencia de éste disco. Tras una década donde se impusieron las guitarras-aburridas-rascando-tristes-acordes (hola Noel y Bonehead, y seguidores), y donde hacer un solo se veía como hacerse una paja en público, de repente apareció un tipo haciendo exactamente eso, y de repente ser un "guitar hero" volvió a molar (tanto que, al límite de la perversión, eso es un videojuego a día de hoy...). Además, el formato guitarra-batería salió de la sombra, y el sonido "blues riudoso lo-fi" alcanzó una repercusión insospechada. Al mismo tiempo, Jack White descubría la marimba y hacía un disco infumable. Pero eso es otra película que no emborrona nada la calidad o el peso de White Blood Cells.

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