Apetitos afilados. Dientes entonados. Oídos hambrientos.

martes, julio 07, 2009

Las mil y una primaveras: Old man, take a look at my life

El sábado 30 de mayo fue el último día del Primavera para mí. Eso sí, largo: entré en el recinto a las 5 de la tarde para ver, casi aislado en primera fila (no sé por qué, el resto de gente se encontraba 30 metros más atrás) a The Lions Constellation y salí sobre las 7 de la mañana tras haber bailado Me and the major de Belle & Sebastian mientras amanecía, algo que jamás me hubiera imaginado.

Los primeros tienen entre sus filas a gente de Tokyo Sex Destruction. Ésa era la única razón por la que decidí verlos: suficiente. Ruido y más ruido, la voz apenas se escucha, estamos en el peor escenario de todo el Forum, el Pitchfork. Que me recuerdan a Stone Roses. Y luego, ya al final, debacle sonora, realimentación y sobrarse, golpeando el instrumento contra el ampli. El día empieza bien.

Después decidimos tomarnos un descanso de escenarios grandes, y vemos a Antonna en el Myspace (canta varias con todos los Punsetes: el bajista es bastante malo), a Herman Dune en una carpa en la que tocaban para los niños (a partir de ahí, comprendí que necesitaba un ukelele en mi vida) y a Ezra Furman & the Harpoons en el Ray Ban. No el Vice, sino en una caseta negra entre el Pitchfork y el Rockdelux. Luego les vería en el Ray Ban Vice, pero a diferencia del día anterior, este escenario el sábado tenía un sonido horrible.

Ezra es un veinteañero que quiere ser Bob Dylan y entre sus amigos hay un bajista indio (de los de la India). Parecen un típico grupo de rock universitario que podría aparecer perfectamente en Las chicas Gilmore. Pues bueno, molan. Sobre todo en pequeño, ahí se veía pasión por lo que se canta, sin pose, urgencia y casi te salpicaba el sudor. Y puede que vuelva a popularizar la armónica.

Antes de que anocheciera tocó volver al Auditori para ver a Michael Nyman. El concierto se retrasó veinte minutos o más, estuvo mal sonorizado y fue rutinario, sin emoción ninguna. Sucesos inexplicables del Primavera: la gente aplaudió a rabiar. Tanto, que Nyman tuvo que salir de nuevo para saludar. Eso sí, no se excusó por haberse equivocado varias veces tocando el piano, o por no haber tenido expresividad alguna. Pero tocó todos sus éxitos... o a lo mejor era la misma canción una y otra vez, no sé.

Esta crónica se me está haciendo larga, así que pasamos a Neil Young: vale, el mejor concierto del festival de forma unánime (ya sabéis mi opinión). Grandes éxitos bien engrasados, darlo todo en el escenario no significa gritar o lanzarse al público, significa sacar lo que llevas dentro. Y Neil lo sacó: la fuerza de una bestia y la sensibilidad del cantante folk que siempre ha sido. La organización, más que un concierto, lo había planteado como un acto para rendirle pleitesía: nadie más tocó durante la hora y tres cuartos en que estuvo allí de pie con una guitarra. Lo merecía.

La papeleta de tocar después que él fue para Sonic Youth. Fue un buen concierto, sí, pero a mí en grandes dosis se me acaban atragantando. Sin embargo, podéis creer a los que salieron sudados y felices tras verles.

Ya bien entrada la noche, toca electrónica para bailar. Pero nosotros no teníamos ninguna gana, y además Simian Mobile Disco tampoco incitan a ello: a algunos les encanta, a mí me parecen un coñazo. Nos sentamos un rato a ver a la gente desbocada y nos largamos a ver a los Black Lips. Una locura: no sabía que tanta gente les quería ver, pero el concierto, a las 3 de la mañana, estaba reamente petado. Rock garajero para perder el control, quizá se pasan un poco con el rever, que no les hacía falta en el Ray Ban Vice (lo sabréis), pero les haría ilusión, no sé. No me malinterpreteis, lo disfruté, bailé y me dejé llevar por aquellos que también lo disfrutaron y bailaron.

Fin de fiesta: se acaba la cerveza, se acaba el alcohol, sólo queda el jarabe Jugermeister. Pero Dj Coco nos relanza, amanece, pasa una gaviota y escuchamos grandes éxitos de hoy y siempre que, por una vez, no sirven para que aprobemos con la cabeza la elección correcta, sino simplemente para divertirse, que es para lo que estábamos.

Lo hicimos.