Apetitos afilados. Dientes entonados. Oídos hambrientos.

jueves, junio 08, 2006

El primer dj

Esta mañana estaba escuchando el ballet Petrushka, del ruso Igor Stravinsky. Pese a mi absoluto desconocimiento de la música clásica, creo que este hombre puede ser calificado como uno de los grandes genios musicales del siglo XX, si no el que más. La cuestión es que he escuchado el primer movimiento del ballet miles de veces, pero hoy ha sido diferente, he pensado: "¡ey, este tío fue el primer dj de la historia!".

Mi poca habilidad con las palabras me impide definir bien los conceptos en que se basa esta idea. Un dj mezcla ritmos, samplers, va añadiendo nuevos loops y enriqueciendo la música creando armonías o contrastes rítmicos y sonoros, pero cada sección tiene vida propia, aparece y desaparece en el momento adecuado, al antojo del autor (si podemos llamarlo así), irrumpe con otra métrica u otra tonalidad diferente para cambiar de tercio. Ya en 1911, Stravinsky hacía lo mismo: Petrushka se basa en contrastes sonoros, rítmicos, tonales. Las maderas están tocando una melodía dulce y juguetona cuando de repente del vientos irrumpen con una frase ya pronunciada anteriormente, en otro contexto, poderosa, casi épica, y desaparecen otra vez. O son las cuerdas las que toman ahora el mando, sin transiciones. Como una superposición de samplers, que aparecen y desaparecen en el momento justo, crean el contraste y la confusión pero son irresistibles. Seguro que no me he explicado bien, pero ya sabéis lo que hay que hacer si queréis entenderme.